Exorcismo a San Miguel Arcángel
Dos palabras sobre el exorcismo
León XIII vió, cierto día estando en oración, la tierra invadida de negras sombras, de espíritus malignos y comprendió que a San Miguel, le estaba reservado hacerlos volver de nuevo a su eterno encarcelamiento.
Por esta causa, el mismo compuso la primera oración que encabeza a éste exorcismo y lo hizo leer en presencia de 80.000 peregrinos.
Son muchos y grandes los favores que se han alcanzado rezándolo ya simplemente, ya en forma de novena. Muy laudable práctica es que se rece diariamente. ¡Tanto es el poder que Dios le concede a éste exorcismo, si con fé y confianza acudimos a su poderoso arcángel!.
San Miguel reveló a una santa religiosa española su admirable poder ante Dios; diciéndole: “Manifiesta lo mucho que puedo ante el Altísimo: dí que me pidan cuanto quieran, pues es grande mi poder ante Dios”.
Al instarle de nuevo, "descubre tú mis grandezas", la santa religiosa concluye: Feliz la nación, población o monasterio que se esmere en su devoción.
La brevedad de esta explicación no permite citar detalladamente los favores y gracia obtenidos. Una superiora de comunidad se libró de un pleito enojoso; otra se ve libre de odiosas calumnias; un arzobispo desbarata insidias y calumnias que los masones propalaban en su diócesis, reduciéndoles al silencio; Chile se libró de un complot comunista (1920); un pasatesco del Marne invoca a san Miguel y a su país libra de una explosión que amenazaba reducirlo a cenizas y ruinas durante la guerra europea (1918); y así muchos favores más, contándose entre ellos curaciones de enfermedades.
Bendiga el corazón sacratísimo de Jesús la publicación de este exorcismo y haga acrecentar en nuestra patria la devoción a San Miguel.
Este exorcismo lo pueden rezar todos los fieles privadamente, pues no se trata de exorcismo contra los posesos para el cual se requiere permiso especial del ordinario.
Puede imprimirse.
FELIPE
Arzobispo de Caracas
EXORCISMO
Contra Satanás y los Ángeles Rebeldes
Publicado por orden de S.S. Pio XIII
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo Amén.
ORACIÓN A SAN MIGUEL ARCANGEL
Gloriosísimo príncipe de los ejércitos celestiales, San Miguel Arcángel, defiéndenos en el combate contra los principados y las potestades contra los caudillos de estas tinieblas del mundo, contra los espíritus malignos esparcidos en los aires (Ephos 6). Ven en auxilio de los hombres que Dios hizo a su imagen y semejanza, y rescató a gran precio de la tiranía del demonio (Sap. 2; Cor. 6). A ti te venera la iglesia como su guardián y patrono. A tí confió el señor las almas redimidas para colocarlas en el sitio de la suprema felicidad. Ruega, pues, al Dios de Paz que aplaste al demonio bajo nuestros pies, quitándole todo poder para retener cautivos a los hombres y hacer daño a la iglesia. Por nuestras oraciones bajo la mirada del altísimo a fin de que desciendan cuanto antes sobre nosotros las misericordias del Señor, y sujeta al dragón, aquella antigua serpiente, que es el diablo Satanás, para precipitarlo encadenado a los abismos de manera que no pueda nunca más seducir a las naciones. (Apoc. 20)
EXORCISMO
En el nombre de Jesucristo Dios y Señor nuestro, mediante la intercesión de la Inmaculada Virgen María, Madre de Dios, de San Miguel Arcángel, de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo y de todos los Santos, (y apoyados en la sagrada autoridad que nuestro ministerio nos confiere) (1) procedemos con ánimo seguro a rechazar los asaltos que la astucia del demonio mueve en contra de nosotros.
SALMOS 67
Levántese Dios y sean disipados sus enemigos y huyan de su presencia los que le aborrecen.
Desaparezcan como el humo, como se derrite la cera al calor del fuego, así permanezca los pecadores a la vista de Dios.
V. He aquí la cruz del señor, huid poderes enemigos.
(1)Los que no son sacerdotes suprimirán esta frase entre paréntesis.
R. Venció el León de la tribu de Judá, el Hijo de David.
V. Venga a nos Señor, tu misericordia.
R. Pues que pusimos nuestra esperanza en Tí.
Os exorcizamos, espíritus de impureza, poderes satánicos, ataques del enemigo infernal, legiones, reuniones, sectas diabólicas, en el nombre y por virtud de Jesucristo Nuestro Señor, os arrancamos y expulsamos de la Iglesia de Dios, de las almas creadas a la imagen de Dios y rescatadas por la preciosa sangre del Cordero Divino. No ose más pérfida, en engañar al género humano, ni perseguir la iglesia de Dios, ni sacudir, ni pasar por la criba como el trigo a los elegidos de Dios.
Te manda Dios! Altísimo, a quien por tu gran soberbia aún pretendes asemejarte y cuya voluntad es que todos los hombres se salven y vengan en reconocimiento de la verdad (! Tim.) . Te manda Dios Espíritu Santo. Te manda Cristo Verbo Eterno de Dios hecho carne, que para salvar nuestra raza perdida por la envidia, se humilló, fue obediente hasta la muerte (Phil) que has edificado su iglesia sobre firme piedra, prometiendo que las puertas del infierno no prevalecerán jamás contra ella, y porque permanecerán con ella todos los días hasta la consumación de los siglos (Math XXIII, 20). Te manda la Santa Señal de la Cruz Cristiana. Te manda el poder de la excelsa Madre de Dios, la Virgen María, que desde el primer instante de su Inmaculada Concepción aplastó tu orgullosa cabeza por virtud de su humildad. Te manda la fé de los santos apóstoles, Pedro y Pablo y la de los demás apóstoles. Te manda la sangre de los mártires y la piadosa intercesión de todos los Santos y Santas.
Así, pues, dragón maldito y toda legión diabólica, os conjuramos por el Dios vivo, por el Dios verdadero, por el Dios Santo, por el Dios que tanto amó al mundo, que llegó hasta darle su hijo unigénito, a fin de que todos los que creen en Él no perezcan, sino que vivan vida eterna; (Joan 3). Cesad de engañar a las criaturas humanas y brindarles el veneno de la condenación eterna; Cesad de perjudicar la Iglesia y de poner trabas a su libertad. Huye de aquí Satanás, inventor y maestro de todo engaño, enemigo de la salvación de los hombres. Retrocede ante la Iglesia, una, santa, católica y apostólica que Cristo mismo compró con su sangre. Humíllate bajo la poderosa mano de Dios. Tiembla y desaparece ante la invasión hecha por nosotros, del Santo y temible nombre de Jesús, ante el cual se estremecen los infiernos; a quien están sometidas las virtudes de los Cielos, las Potestades y la Dominaciones que los Querubines y Serafines alaban sin cesar en sus cánticos, diciendo: ¡Santo, Santo, es el Señor Dios de los ejércitos!.
V. Señor, escuchad mi plegaria.
R. Y mi clamor llegue hasta Voz.
V. El Señor sea con vosotros.
R. Y con tu espíritu.
Dios del Cielo y de la tierra, Dios de los Ángeles, Dios de los Arcángeles, Dios de los Patriarcas, Dios de los Apóstoles, Dios de los Mártires, Dios de los Confesores, Dios de las Vírgenes, Dios que tiene el poder de dar la vida después de la muerte, el descanso después del trabajo; porque no hay otro delante de Ti, ni puede haber otro sino tú mismo, creador de todas las cosas visibles e invisibles, cuyo reino no tendrá fin; humildemente suplicamos a la majestad de tu Gloria se digne librarnos eficazmente y guardarnos sanos de todo poder, lazo, mentira y maldad de los espíritus infernales. -Por Cristo Señor nuestro. Amén.
L.S.
De las asechanzas del demonio, líbranos, Señor. Que te dignes conceder a tu Iglesia la seguridad y la libertad necesaria para tu servicio, te rogamos óyenos. Que te dignes humillar a los enemigos de la Santa Iglesia, te rogamos, escúchanos.
Se Rocía con agua bendita el lugar donde se recita el Exorcismo. (Se reza 3 veces el PADRE NUESTRO, AVE MARÍA Y GLORÍA) .